miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 5, segunda parte

CAPÍTULO 5, SEGUNDA PARTE
Empezamos a caminar con la ténue luz que emitía la luna como linterna. Apenas podía ver nada, por lo que andaba a ciegas, sin saber donde me encontraba. En cambio, Erick parecía guiarse realmente bien, andaba con firmeza y seguridad.

De repente, sentí su mano en mi espalda, haciendo que un leve escalofrío recorriera todo mi cuerpo. Su mano me guiaba hacia el lado opuesto por el que iba.

- Es por aquí.- dijo, soltando una pequeña carcajada- Menos mal que he venido contigo, si no, apuesto a que te habrías perdido.

Sentía su aliento en mi oreja mientras me hablaba, agradecí que fuera de noche y no pudiera ver el intenso rubor que poblaba mis mejillas.

- Vale, lo reconozco, ando algo perdida por aquí.- confesé, dejándome guiar por él.

Seguimos el camino de piedra durante diez minutos más. Entonces, vi unas hermosas flores, parecidas a rosas, pero más grandes y de un color azul eléctrico.

Me detuve a contemplarlas, hipnotizada por su embriagador olor y su aparente hermosura. Alcé mi mano para tocarlas. Pero Erick me detuvo antes de que pudiera siquiera rozar el pétalo.

Me giré para mirarlo. Sus ojos azules brillaban con más fuerza conforme avanzaba la noche.

- ¿Qué pasa?- pregunté, confusa.

- Son venenosas.- explicó, mientras soltaba mi muñeca.- Es irónico como las cosas más hermosas pueden resultar mortales.

- ¿Mortales?-

Él asintió con la cabeza, mientras clavaba sus ojos en los míos.

- Una sola caricia a esta planta y no habrías vivido para contarlo.-

Tragué saliva. Si no hubiese llegado a ser por Erick podría haber muerto.

''Seguro que piensa que soy estúpida'' pensé mientras desviaba la mirada al suelo, algo incómoda.

- No recuerdo haber visto esta planta antes. Cuando fuimos al pueblo estoy convencida de que no estaba.-

- Esta flor solo sale de noche.- explicó él, mientras emprendía de nuevo el viaje, dando por finalizada la conversación.

Le eché un último vistazo a la hermosa flor y corrí, hasta colocarme a su altura.

Erick iba delante, indicándome el camino. El bosque se veía aún más hermoso por la noche, enormes flores parecidas a aquella azul que había visto unos minutos atrás reinaban en el lugar.

- ¿Todas ellas son venenosas?- pregunté, refiriéndome a las flores.

- Bueno... No todas, dependen del arbusto del que provengan lo son o no. Es cuestión de estudiarlo.- entonces señaló un pequeño arbusto que contenía brillantes flores rojas en él.- Estás, por ejemplo, no lo son.- dijo, mientras acariciaba los pétalos de una de las flores.

- ¿Cómo puedes saber cuáles son venenosas y cuáles no?- pregunté, mientras me agachaba junto a él para contemplar la flor.

- Depende del tacto que tenga las hojas del arbusto.- sus ojos brillaban mientras hablaba, lo que daba a entender, que aquel tema le fascinaba.- Este, por ejemplo, tiene un tacto suave y liso. Normalmente los arbustos de flores venenosas tienen un tacto más áspero y suelen presentar pequeños pinchos.

Acaricié el pétalo de la flor, que era realmente suave.

- ¿Esto es igual con todas las flores?- pregunté con aparente curiosidad.

- ¡Por supuesto que no! Esto que te he dicho solo se aplica con las flores que salen de noche.- explicó mientras se levantaba- Deberíamos continuar. Tu amiga...

Entonces volví a la realidad, dejando de lado las hermosas flores, y levantándome del suelo de un salto, mientras me colocaba junto a Erick.

- Tienes razón.- dije, mientras emprendía de nuevo el camino con Erick rozándome los talones.- ¿Queda mucho para llegar?

- No, ya estamos cerca.-


Y, en efecto, tras unos minutos pude visualizar la hermosa plaza del pueblo. Guié a Erick hasta la taberna.

Desde la ventana pude ver como las desgastadas butacas estaban encima de las mesas, dando a entender que la taberna estaba cerrada. Además, todo el local se encontraba a oscuras, salvo una pequeña vela, que estaba extrañamente encendida.

Miré a Erick, quien estaba tenso y miraba con atención, como si estuviera buscando algo.

- No... No puede ser...-murmuró por lo bajo.

- ¿Qué pasa?- le pregunté.

- Lena, prométeme que te quedarás aquí mientras investigo dentro.-

Sus ojos, de haber presentado ese color azul puro, pasaron a tener una sombra oscura en ellos.

Su expresión era seria, por lo que decidí no cuestionarle y asentí con la cabeza.

Me senté en un banco pegado a la pared de la taberna, esperando a que Erick saliera. Me envolví con fuerza entre mi capa, un frío gélido se apoderó de mi cuerpo. De repente, aquella antorcha que iluminaba la calle se apagó. Pegué un brinco, asustada, y me aferré a mi capa de piel con más fuerza.

Me levanté del banco y me dirigí a la puerta de la taberna, no soportaba estar fuera. Entonces, justo cuando iba a entrar, algo se me echó encima, derribándome en el suelo. Alcé la mirada y entonces lo vi, abrí los ojos como platos y un pequeño grito escapó por mi boca. Era un ser pequeño, como mucho llegaría al metro, presentaba un extraño color rojo. Sus ojos eran grandes y totalmente negros. Tenía unos enormes colmillos inyectados en sagre.

Retrocedí, asustada, era, con diferencia, la criatura más rara que había visto en toda mi vida. Entonces algo arañó mi espalda, me giré y me encontré con otro ser de esos, que me miraba con fiereza mientras mostraba sus amenazadores colmillos. Solté un grito y me alejé. Pero todo lo que veía era esas pequeñas criaturas rojas, que estaban empezando a rodearme. Encontré una enorme rama en el suelo y la alcé, golpeando a aquellos seres con la esperanza de librarme de ellos. Pero nada de lo que hacía parecía afectarles, una vez les golpeaba, se levantaban del suelo y volvían hacia mí.

Entonces, una energía poderosa se apiadó de mi cuerpo. Notaba como mis manos ardían, deseando poderla dejar salir. Llevaba mucho tiempo reprimiendo aquella energía, por lo que, dejarla salir de nuevo, fue una tarea difícil. Apunté hacia uno de esos seres que se acercaba a mí. Un chorro de energía roja salió de mis manos e impactó en el pecho de la criatura. Este, al cabo de unos segundos, se desintegró. Entonces aquellos seres se miraron entre si y sacaron los colmillos con fiereza, dirigiéndose todos juntos contra mí. Intenté volver a sacar aquella energía como había hecho unos minutos atrás, pero esta no podía salir. Me sentía muy cansada. De repente, sentí como unos poderosos colmillos se hundían en mi brazo izquierdo. No pude evitar soltar un grito. Sacudí mi brazo, quitándome a aquella criatura de encima y lo miré. La sangre brotaba de él como riachuelos de agua sin fin.

Entonces, una luz cegadora adueñó el lugar. Cerré los ojos con fuerza, ya que aquella luz se me hacía realmente molesta. Al final, decidí abrirlos. Miré a mi alrededor, confusa, todos aquellos seres que me habían estado atacando se estaban desintegrando. Oí a alguien corriendo hacia mí. Me giré rápidamente, alerta, pero resultó ser Erick, quien miraba la sangre que brotaba de mi brazo preocupado.

- ¡Lena! ¿Estás bien?- preguntó.

- Yo... Esto... ¿Qué eran esos seres? ¿Cómo has hecho eso?- mi voz temblaba ligeramente mientras hablaba.

- Luego te lo explico, ahora tenemos que salir de aquí.- dijo Erick rápidamente, mientras me guiaba hacia la salida.

- No tan rápido.- dijo una voz grabe a nuestras espaldas.

De repente, aquellos seres que se habían desintegrado hace escasos segundos aparecieron de la nada, bloqueándonos la salida. Me giré rápidamente y, me encontré con el camarero de la taberna, aquel rubio de ojos azules del que Naomi estaba enamorada.

- ¡Tú!- grité, mientras lo miraba con fiereza.

- Vaya, veo que te acuerdas de mí.- dijo Edward, mientras formaba una siniestra sonrisa en su rostro.

- Tienes idea de que puedo acabar con tu pequeño ejército de rastreadores en un abrir y cerrar de ojos,¿verdad?- dijo Erick, mientras me agarraba el brazo con suavidad.

- Por supuesto que lo sé. Ellos simplemente están ahí de adorno.- entonces, sacó a Naomi de sus espaldas y posó una daga en su cuello.- Pero, dudo que ella quiera que su amiguita muera.

- ¡Naomi!- grité mientras corría hacia Edward.

Pero Erick me agarró, antes de que pudiera llegar.

- ¿¡ Pero que haces?!- le grité mientras intentaba soltarme de su agarre.- ¡Tengo que rescatarla!

- Si vas, lo único que vas a conseguir es que te mate a ti también.- dijo seriamente.

Entonces, clavó su mirada de ojos azules en Edward.

- ¿Qué es lo que quieres?- le preguntó.

- Deberías saberlo.- respondió, mientras me miraba.- La quiero a ella.

- ¿Quién te manda?-

- Los ángeles y sus estúpidas preguntas. ¿De verdas crees que te voy a responder?- dijo, esbozando una sonrisa burlona en su rostro.

Entonces, una oscuridad envolvió el cuerpo de Edward. Al cabo de unos instantes, la luz volvió y contemplé, como unas enormes alas negras con destellos dorados brotaban de la espalda del camarero. Me quedé unos instantes mirándolas fijamente, una parte de mi las encontró hermosas, en cambio, la otra, aterradoras.

Edward al ver mi expresión soltó una pequeña carcajada.

- ¿No me digas que aún no sabe nada?-

- Cierra el pico demonio.- gruñó Erick.

- ¿Sigues intentado protegerla? Oh... Encantador.- entonces cogío a Naomi, quien seguía inconsciente y acarició su rostro.- Que ingenuos son los humanos. Les regalas unas flores y ya piensan que eres el amor de su vida.

- ¡ Eres idiota! ¡Ella está enamorada de ti!- grité, furiosa, mientras Erick seguía sujetándome del brazo.

Entonces me giré, y lo miré a los ojos.- ¿Es que no vamos a rescatarla?- dije, dirigiéndome a Erick. - ¿Piensas dejarla en manos de ese capullo?

Erick apartó la mirada de mí y miró a Edward, quien nos contemplaba con una sonrisa en su siniestro rostro.

- Vamos, ¿a qué esperas? - dijo mientras se elevaba en el aire con Naomi en brazos.- ¿No has oído a tu amiga? Déjalas salir, lo estás deseando.- puso un tono burlón en su voz.

Yo no podía apartar la mirada de Naomi, quien seguía inconsciente. Sentí los ojos azules de Erick clavados en mí.

- Oh... ¿ No me digas que no le has contado tu pequeño secreto?- la sonrisa en el rostro de Edward se ensanchó de una manera aterradora.

Miré a Erick con la duda pintada en mi cara. ¿De qué narices estaba hablando?


Bueeenas mis queridas lectoras!
Al fin encontré la forma para seguir publicando capítulos aunque no esté en mi casa. Resulta que se puede conectar el internet del móvil de mi padre al portátil. (YEAAAAAAAAAAAH)
En fin, espero que os guste, voy a despedirme antes de que se me pete de nuevo.
BYEEE

6 comentarios :

  1. Wiiiiii, subisteeeee! Me encanta el capitulo, pero, eso, ¿¡DE QUÉ NARICES HABLAN!? quiero enterarmee! =) Besituuus<3

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  2. Hola!!! bueno antes que todo Lo siento mucho! por no haber aparecido todos estos dias y no haberte comentado... no abro blogger hace unos dias jaja estoy atrasada en la nove asi que no entendi mucho jaja, pero voy a leer ok? jaja ERES GENIAL MARIA!!! ok no tiene nada que ver pero de verdad que eres genial :) y lo sabes
    Besos!!!

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  3. Tia como nos has dejado.... Quiero mas, sin prisas pero mas quien es Erick en realidad???? Que esta pasando allí???? Uf que emoción!!!!!
    PD: besos <3

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  4. Me has dejado KO!! No me dejes asi Maria!! Pero quien o que es Erik?!!?
    Jajajaja vale vale, calma. JAJAJAJA
    ESpero es siguiente con muchsisimas ganas:)
    Un besazo guapa!

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  5. MARIA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Mi otra chica loca One Direction -después de Ana-
    NO SABES LO QUE TE HE EXTRAÑADO!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Y A ERICK!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! XD
    Estuve fuera un tiempo por problemas personales. PERO ESTOY DE VUELTA BABY!!!!!
    Heheehhe.
    Y me encanto el capítulo. Prometo ponerme al día:3
    Besos~
    Desde: http://locurasdeunaespecial.blogspot.com/

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