lunes, 23 de septiembre de 2013

Capítulo 8, primera parte

CAPÍTULO 8, PRIMERA PARTE
Estaba tumbada en mi cama. La luz solar se deslizaba suavemente por una rendija de mi ventana, dándole cierta luminosidad a mi habitación.
Tenía la cabeza apoyada en mis manos, mientras enrollaba mis piernas alrededor de las sábanas con nerviosismo.
Entonces escuché unas voces desde el pasillo, parecían estar discutiendo, aunque mis oídos no podían llegar a captar lo que decían.
Tocaron suavemente a mi puerta. Suspiré. No me apetecía para nada levantarme. Estaba despeinada y me había puesto el camisón que usaba de pijama a pesar de que era de día.
Tocaron de nuevo, con insistencia. Finalmente decidí levantarme a abrir, ya que tenía la impresión de que no se irían hasta que lo hiciera. Me levanté y me encaminé con paso de zombie hacia la puerta.
Podía imaginarme quienes podían ser sin siquiera abrir la puerta. Y mis imaginaciones se hicieron ciertas, cuando un chico castaño de ojos azules y otro de cabello negro y ojos amarillos me miraron desde el pasillo.
-Erick, ¿qué quieres?- pregunté, sin poder evitar que mi voz sonara brusca.
-¡Hola Lena! Estoy bien, yo también me alegro de verte.- dijo James sarcásticamente, mientras entraba a mi habitación sin molestarse en pedir permiso.
Miré a Erick, quien permanecía serio, apoyado en el marco de la puerta. Le hice un gesto con la cabeza para que pasara y cerré la puerta tras él.
Sentía los ojos azules de Erick clavados en mi espalda, por lo que decidí girarme para sostenerle la mirada.
-¿Y bien?- le pregunté, mientras me cruzaba de brazos.
-Sé que aún estás asimilando todo esto, probablemente nos pasamos proporcionándote tanta información de golpe pero...- corté a Erick antes de que pudiera acabar la frase.
-¿¡Demasiada información de golpe?! Por favor, para mí es completamente normal descubrir con 17 años que mis padres, el ángel y la demonia están muertos y que, por si fuera poco, miles de ángeles y demonios quieren matarme.- dije, con ironía.- Pero, ¿sabes? Lo que más me molesta es que después de tanto tiempo nadie se dignara a decirme que toda mi vida ha sido una puta mentira.- solté las palabras que llevaba pensando desde que me habían contado toda la historia.
-¡ Lo hicimos para protegerte!- protestó Erick.- Pero en fin, no quiero discutir, si hemos venido es por otra cuestión que probablemente te interese.
Mi mirada, que hace unos momentos chispeaba por la rabia, se calmó, mirándolo con ligera curiosidad.
-¿Qué es lo que pasa?-
Erick iba a abrir la boca para contestar, pero una voz a nuestras espaldas lo interrumpió.
-Mmm... Me encanta el encaje.- dijo un James con una amplia sonrisa en el rostro mientras sujetaba uno de mis sujetadores por el tirante derecho.- Seguro que estás muy sexy con uno de estos puesto.
Estaba tumbado en mi cama, mientras me miraba con picardía.
Me quedé durante unos segundos en shock, mirando como jugueteaba con los tirantes de mi sujetador, entonces me abalancé sobre él y le arrebaté el sujetador de las manos, mientras lo metía rápidamente en el armario.
Sentía como mis mejillas se encendían. Fulminé a James con la mirada y luego me dirigí a Erick, a quien se le escapó una pequeña carcajada.
-¿Y tú de que te ríes?- le dije bruscamente.
Este me dedicó una media sonrisa, mientras daba un paso hacia mí.
-Simplemente le daba la razón a el demonio mentalmente.-
Suspiré con fuerza, murmurando un practicamente inentendible "hombres".
-Sois unos autenticos idiotas, los dos.- protesté- Y respecto a tí- dije, dirigiéndome hacia James, quien me contemplaba con aparente diversión- Mantente lejos de mi ropa interior.- le amenzacé.
-No es mi culpa que dejaras el sujetador tirado por tu cama.- se excusó mientras se encogía de hombros.
Rodé los ojos, mientras me repetía a mí misma una y otra vez que no hiciera caso de aquel idiota.
Entonces me giré hacia Erick, quien parecía estar divertido ante la situación y lo miré con seriedad, provocando que la sonrisa que se formaba en el rostro de este desapareciera.
-¿Qué es lo que querías decirme?- pregunté, retomando nuestra antigua conversación.
-¿Recuerdas cuando te dije en clase que creía que sabía la razón por la que Naomi no despertaba?-
Asentí con la cabeza como respuesta, con todo esto de mi naturaleza me había olvidado por completo de Naomi.
-Pues verás. Ahora estoy totalmente seguro.-
Lo miré con curiosidad.
-Te escucho.- dije, mientras me apoyaba en la pared.
-Edward debió dormirla dándole una de las pociones demoniacas.
-Edward era un Yark.- explicó James, mientras se sentaba en la cama y clavaba sus amarillentos ojos en mí- Son demonios brujos que se dedican a traficar con pociones. Los demonios siempre que necesitamos pociones acudimos a los Yark.
-Estamos totalmente convencidos de que Edward debió darle una poción de adormecimiento.- continuó el ángel.- Naomi se encuentra en un estado de inconsciencia. No está muerta, pero tampoco está viva.
Una parte de mí se alivió de que no estuviera muerta, pero el hecho de que tampoco estuviera viva no sirvió demasiado para tranquilizarme.
-Y... ¿Sabéis como despertarla?- pregunté, mientras me frotaba las manos con nerviosismo.
Erick y James se miraron entre ellos, se podía ver a kilómetros la preocupación en los rostros de ambos.
-Sí. La única manera de romper una poción de adormecimiento demoniaca, es con una poción angélica.- explicó Erick.
-¡Pues ya está! Pídesela a alguno de tus amigos ángeles y ya está.- dije, sin entender la preocupación de los rostros de Erick y James.
-No es tan sencillo.- replicó James- Solo hay un tipo de ángel que puede proporcionarnos esa poción.
-Los ángeles Hartn.- añadió Erick- No son ángeles de fiar. No pertenecen a ningun bando, se decantan por uno solo cuando saben que pueden salir beneficiados de esa unión. Por lo general, suelen mantenerse al margen de todo. Al igual que los Yark son los brujos de los demonios, se podría decir que los Hartn son nuestros brujos. No solemos confiar en un Hartn a no ser que no podamos acudir a otra persona. Estos siempre piden algo a cambio por sus servicios. Son muy inteligentes, ya que, al ser ángeles y no poder mentir, han aprendido a disfrazar realmente bien sus verdades.
-Me da igual el precio que tenga que pagar por conseguir la poción, haré cualquier cosa con tal de que Naomi despierte sana y salva.- dije, mirando seriamente a ambos.
-El caso, Lena, es que ya nos hemos puesto en contacto con los Hartn. Sabemos lo que quieren a cambio de la poción.- dijo Erick, sus ojos se iluminaron suavemente mientras hablaba.
-¿Y bien?- pregunté, intentando parecer indiferente.
James se deslizó en la cama hasta quedarse sentado en el pico, había una tensión en sus hombros demasiado extraña en él, que por general, solía adquirir una postura relajada en todo momento.
-Quieren que te llevemos con nosotros cuando vayamos a recoger la poción.- dijo James, con aparente preocupación en su rostro anguloso.
-No entiendo...Solo quieren que me llevéis con vosotros, ¿qué hay de malo en eso?- pregunté, quitándole importancia
-¿¡Qué qué hay de malo?!- saltó Erick- Lena, ¿qué parte no has entendido de que no se puede confiar en un Hartn? Ellos han dicho que no te matarán, pero aún así... No creo que debamos ir.
-Si han dicho que no me matarán y los ángeles no pueden mentir, no veo donde está el problema.- protesté, cruzándome de brazos.
-Aunque no te maten podrían hacerte cualquier otra cosa. Encarcelarte, torturarte...- entonces Erick se paró en seco y me miró a los ojos, vi una gran preocupación reflejada en ellos- No vamos a ir.
-¡No pienso dejar que Naomi quede inconsciente para siempre!- grité- Christian quedaría destrozado.
-¿Quién es Christian?- murmuró James, alzando una ceja.
-Mira Lena, entiendo que quieras rescatar a tu amiga y, probablemente en otras situaciones te ayudaría.- empezó a decir Erick, ignorando la pregunta de James- Pero si tu vida está en peligro, por mucho que lo sienta. No.
-Bien.- dije, devolviéndole la mirada con frialdad- Pues si ninguno me va a ayudar, encontraré la manera de contactar yo sola con los Hartn. Si tantas ganas tienen de hablar conmigo, dudo que me pongan dificultades a la hora de encontrarlos.
-Angelito, no sé si tú, pero yo prefiero ir con ella a que vaya sola.- dijo James.
Erick se mordió el labio y desvió la mirada con nerviosismo, provocando que un mechón de pelo castaño le cayera en los ojos. Era la primera vez que veía a Erick nervioso y sin saber que decir, precisamente él, que siempre estaba seguro de sí mismo. Finalmente alzó la cabeza y me miró a los ojos, por su expresión, se podía deducir facilmente que estaba bastante furioso.
-Está bien. Iré.- dijo, firmemente- Pero que sepáis, que, que haya accedido a ir con vosotros no significa que esté de acuerdo...- murmuró.
No pude evitar formar una sonrisa de oreja a oreja. Fui corriendo hacia Erick y le abracé, dándole las gracias. Notaba su cuerpo musculoso pegado al mío a través de su camiseta, olía tan bien... Entonces abrí los ojos como platos y, al darme cuenta de lo que estaba haciendo, me alejé de él, con las mejillas encendidas.
-Perdona... Yo...-murmuré, sin atreverme a levantar la cabeza para mirarle.
Me sentía realmente estúpida por haberme dejado llevar por aquel impulso. Eso era realmente raro en mí, yo era una de esas personas de pensar y actuar, no de actuar y pensar.
Sentí una suave caricia en mi mejilla derecha, alcé la mirada y me encontré con unos hermosos ojos azules que me contemplaban.
-Te acompañaré.- dijo, en apenas un susurro- Pero tienes que prometerme que permanecerás cerca de mí en todo momento.
Asentí con la cabeza torpemente, mientras hacía grandes esfuerzos por no ponerme roja de nuevo.
Entonces alguien carraspeó a nuestras espaldas, provocando que Erick y yo nos giráramos de golpe.
-Sí, enternecedora escena, ¿nos vamos ya?- preguntó James, mientas rodaba los ojos con impaciencia.
-Emm... Sí claro.- dijo Erick- Acompáñame ha hacer el portal, Lena, tú quédate aquí, cuando esté todo listo vendremos a por tí.


Asentí con la cabeza y me senté en mi cama, mientras veía como el ángel y el demonio salían de mi habitación.

Fin del capítulo.
Hey hey HEY mis queridas lectoras,
¿Qué tal os va? 
En este capítulo no pasa nada interesante, pero bueno, me encanta tomarme las cosas con lentitud y dejaros con la intriga (pero que mala soy POR EL ÁNGEL).
¿Sabéis? Hoy voy a cambiar. En vez de despedirme con una canción (algo que hago siempre) me voy a despedir con una foto de un ASQUEROSAMENTE SEXY IRRESISTIBLE ADORABLE angelito (literalmente) llamado Daniel Grigori (este actor lo interpretará en la película de Oscuros). Y bueno ¿qué deciros? Amor a primera vista con este chico, es que es tan perfecto para hacer de Daniel que hasta me asusta.
Ale, os dejo,
Byee! ;)

2 comentarios :

  1. voy a teneer que leer mas tu blog jajaja, se ve bastante interesante yyyyyyyyyyy tienes un premio en mi blog :)

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  2. AHHHHHHHHHHHHHHH!
    A mi quien me parece irresistiblemente adorable es JAMES♥ Ya me lo imagino, podríamos tener hijitos mitad demonio mitad humano. SERIA TAN PERFECTO *-*
    Okey. Ya dejo de alucinar,
    Besos

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