CAPÍTULO
10, SEGUNDA PARTE
Emily
y yo llegamos a la puerta de la academia. En cuanto mis pies pisaron
la fría nieve, un leve escalofrío me recorrió por todo el cuerpo.
El viento soplaba con fuerza y el intenso frío adueñaba todo el
lugar, me subí el cuello de mi capa, mientras soltaba un pequeño
estornudo.
Miré
a Emily, quien tenía la nariz colorada, esta me hizo una señal con
la cabeza para que la siguiera.
Juntas,
nos internamos en el bosque que marcaba los límites de la academia.
Todo
estaba sumido en una gran oscuridad, caminábamos prácticamente a
ciegas, bajo la luz de la luna llena, que nos servía para guiarnos
más o menos por allí.
De
repente, un murciélago se avalanzó sobre nosotras, por suerte lo
esquivé con una rapidez que no conocía poseer. Mi corazón latía
con fuerza, aquel lugar me daba mala espina. Quizás fuera porque las
pocas veces que había estado en el bosque había pasado algo malo.
Entonces
carraspeé, de manera que Emily se giró para mirarme. Advertí en
que sus pequeños ojos azules estaban más claros de lo normal.
-¿Recuerdas
dónde lo perdiste? ¿Estás segura de que es por aquí?- pregunté,
con impaciencia. Deseaba salir de aquel lugar en cuanto antes.
-¿Perder
el qué?- preguntó ella extrañada.
Alcé
una ceja- Pues el brazalete, ¿qué va a ser si no?- dije, soltando
un suspiro.
Emily
desvió la mirada al suelo y, tras unos segundos en silencio
carraspeó.
-Ah
sí, el brazalete.- dijo, sin apartar la mirada del suelo.- Queda
poco. Tenemos que seguir recto.
Abrí
los ojos como platos al oir su respuesta.
-¿Más
para alante aún?- exclamé- Emily, si seguimos más saldremos de los
terrenos de la academia.
Esta
alzó la mirada y puso morritos.
-Por
favor.- me suplicó- Ya que hemos llegado hasta aquí, que menos que
recuperarlo, ¿no?
Tras
unos instantes pensándomelo decidí asentir con la cabeza.
-Está
bien.- bufé- Pero vayamos más rápido, este sitio no me gusta nada.
Emily
me dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento y se giró, para
continuar nuestro camino.
Conforme
avanzábamos por el bosque la vegetación iba cambiando. Ahora, en
vez de encontrar los característicos pinos que crecían en los
recintos de la academia se alzaban imponentes robles, de troncos
duros y gruesos. Además, flores exóticas adornaban algunos de los
matorrales, estas emitían una hermosa luz a causa del reflejo de la
luna en ellas.
Finalmente,
Emily se paró frente a un enorme árbol que destacaba del resto
debido a su altitud, que debía estar alrededor de los 20 metros.
Lo
contemplé fascinada, era realmente extraño encontrar árboles de
semejante altura en un bosque como ese, en el que la mayoría no
pasaban de los 5 metros.
Me
giré para preguntarle a Emily si habíamos llegado ya, pero esta no
se encontraba por ninguna parte.
Mi
corazón empezó a latir aceleradamente mientras examinaba todo el
lugar, buscando signos de vida por parte de Emily, pero esta no
aparecía.
Una
sensación de pánico se adueñó de todo mi ser. Estaba sola en el
bosque, no tenía ni idea de como regresar a la academia y, para
colmo, mi amiga había desaparecido.
-Emil...-
empecé a gritar su nombre, pero una mano me tapó la boca con fuerza
antes de que pudiera continuar.
Abrí
los ojos como platos y empecé a patalear, intentando soltarme del
agarre de aquella persona que me sujetaba.
Entonces,
oí el sonido de pasos en el suelo, y una figura emergió de las
sombras. Emily.
Quería
gritarle que huyera antes de que aquel hombre le cogiera a ella
también, pero solo salieron sonidos inentendibles de mi boca.
-Buen
trabajo Emm.- dijo una voz masculina a mis espaldas.
Esta
le dedicó una sonrisa a la persona que me sujetaba.
De
repente, una luz blanca cegadora envolvió a Emily por completo.
Había pasado el suficiente tiempo con ángeles y demonios para saber
de que se trataba. Emily, la que creía mi amiga, era un ángel. Las
enormes alas blancas caían por su espalda con delicadeza, dándole
un porte elegante.
Fue
entonces cuando lo comprendí todo. El brazalete solo había sido una
escusa para conseguir traerme a las afueras de la academia, donde
James no podía detectar la presencia de Emily, de manera que esta
podía extender las alas a sus anchas.
Me
sentía furiosa conmigo misma, había caído en su trampa.
Empecé
a patalear para librarme del agarre del hombre, si pensaban que les
resultaría fácil atraparme la llevaban clara.
Este
me agarraba con fuerza, sin apenas inmutarse ante mis pataleos.
Entonces le mordí el dedo, provocando que apartara la mano
rápidamente.
-Será
zorra.- gruñó, mientras me atrapaba de nuevo antes de que pudiera
escapar.
Sus
dedos se clavaban con fuerza en mis hombros. Lo tenía cara a cara.
Su voz grave hizo que me asombrara al ver su aspecto, era un chico
jóven, tendría unos 3 o 4 años más que yo.
Entonces,
una idea me vino a la mente, una idea que podría salvarme de esta.
Clavé
mis ojos verdes en los marrones del chico, exáctamente como había
hecho con en ángel Hartn.
-Vas
a soltarme.- dije, adquiriendo ese tono persuasivo en mi voz.
El
chico se quedó durante unos segundos en silencio, contemplándome.
Seguidamente soltó una sonora carcajada, algo que me desconcertó.
¿Por qué no había funcionado?
El
jóven se aproximó a mí, y posó sus labios en mi oído. Intenté
alejarlo de mí, pero este tenía demasiada fuerza, de manera que no
conseguí alejarlo.
-Los
trucos de demonios no funcionan con demonios.- susurró, provocando
que un escalofrío me recorriera todo el cuerpo- Acuérdate para la
próxima vez.
El
alma se me cayó a los pies al oír aquello. Mi única posibilidad de
escapar descartada.
Alguien
carraspeó a nuestras espaldas, de manera que el demonio se giró,
agarrándome la muñeca con fuerza.
-Deja
de jugar con la chica, tenemos que partir ya.- dijo Emily, con una
voz fría para nada propia de la chica que había conocido.
-¿A
dónde narices me lleváis?- pregunté con brusquedad.
El
jóven volvió a taparme la boca con su mano.
-Haces
demasiadas preguntas.- susurró cerca de mi oído.- Ah, y como
vuelvas a morderme pedazo de zorra, juro por Lucifer que me las
pagarás.
Entonces,
algo suave me acarició el brazo derecho, provocándome un leve
cosquilleo en la piel. Giré la cabeza en dirección de mi brazo, y
me encontré con unas plumas negras. Alcé la mirada hacia arriba y
pude comprobar, como unas enormes alas negras salían de la espalda
del demonio, que seguía sujetándome.
Sin
previo aviso, el jóven me cargó en su hombro, con una rapidez
inhumana, de manera que no me dió tiempo a reaccionar.
-¿¡Pero
qué te crees que estás haciendo?!- grité, mientras pataleaba como
una loca.
El
demonio giró la cabeza y me miró, sus ojos marrones relucían con
una sombra oscura en ellos.
-Te
avisé de que no me gustaban las preguntas.-
Su puño
dirigiéndose a mi cara fue lo último que vi antes de quedarme
inconsciente.
Sentía como enormes gotas
de sudor descendían por mi cuello. Mi rostro estaba realmente
dolorido. Me mantuve con los ojos cerrados, ya que tenía miedo de lo
que me podía encontrar si los abría. Con los ojos cerrados aquello
parecía una pesadilla, y, en cierto modo, deseé que lo fuera,
aunque sabía que no era así.
Entonces, empecé a oír
suaves murmullos por toda la sala.
-Es hermosa.- decía una
voz masculina desconocida.
-No te dejes engañar por
su aspecto.- replicó otra voz. Esta si que la conocía, era Emily.-
Recuerda lo que es. Si estamos en este bando es para acabar con ella.
Si te vas a poner a babear cada vez que la veas te recomiendo que te
vayas.
-Podríamos desnudarla
ahora que está dormida.- decía otra voz. Me parecía que era la del
demonio que me había pegado el puñetazo.- No se enterará, aparte,
creo que merezco disfrutar un poco, arriesgué mi hermoso dedo, el
cual me mordió, para ayudar a secuestrarla.
-Mira, me importa una
mierda que quieras satisfaccer tus necesidades varoniles, ahora mismo
necesitamos conseguir su pluma, cuando la tengamos, haz lo que
quieras con ella, como si te la quieres follar aquí mismo.-
respondió una voz femenina que también desconocía.
Fue en ese momento cuando
decidí que ya era hora de despertarme. Abrí los ojos lentamente,
hasta que estos se acostumbraron a la blanca luz de la habitación,
que se me hizo, en cierto modo, bastante molesta.
-La bella durmiente acaba
de despetar.- anunció en tono burlón, el demonio de ojos marrones.
Decidí ignorar
completamente su comentario y le di un rápido vistazo a la sala.
Esta era totalmente blanca
y tan solo se encontraba un mueble en toda la habitación, la cama en
la que estaba tendida.
Sentía la mirada de todos
los presentes clavada en mí. Emily, quien me miraba con frialdad e
indiferencia, el demonio de ojos marrones, que sonreía con
superioridad y un chico y una chica a los que desconocía. La chica
me contemplaba con odio, mientras que el chico se limitaba a apoyarse
en el marco de la puerta y echarme una mirada de vez en cuando, un
ligero rubor se formó en el rostro de este último cuando nuestras
miradas se cruzaron.
-Le molesta la luz
angélica.- gruñó la chica a la que desconocía- Una actitud propia
de los nuestros.
Entonces una persona más
entró en la sala. Un apuesto joven, de pelo rizado y castaño. Tenía
una complexión musculosa. Sus ojos violetas me analizaban con
atención.
-No lo parece, ¿verdad? A
simple vista tiene aspecto de ángel.- observó este último.
El demonio que me había
pegado el puñetazo se giró para mirar al joven que acababa de
entrar.
-Yo no lo veo así.-
replicó- La chica tiene una forma de mirar electrizante. No
transmite dulzura, como lo es en el caso de los ángeles. De todas
maneras, Henry, ¿qué narices haces aquí? Que yo sepa esta misión
era nuestra.
La manera hostil en que el
demonio le hablaba al joven me dio a entender que ambos no se
llevaban demasiado bien.
-Por lo visto mi padre no
se fía de que una panda de idiotas cumpla la misión. Por lo que me
ha mandado a que os supervise.- respondió este, lanzándole una
mirada de superioridad al demonio.
-¡No necesitamos ningun
supervisor!- protestó la chica.
-Si mi padre, que, os
recuerdo que es quien dirige todo esto, cree que necesitáis un
supervisor, lo necesitáis y punto.- dijo el chico firmemente,
apartándose un rizo de la cara.
-Y yo te recuerdo, que tu
padre no es el único que dirige esto. También está Aamón.-
contestó la chica, apretando los puños- Los angelitos siempre os
creéis superiores al resto- farfulló.
Finalmente decidí hablar.
Esta discusión sobre quien mandaba más me importaba un comino, lo
único que sabía es que estaban unidos porque querían matarme y
poco más.
-No entiendo porque no me
habéis matado ya.- dije, haciendo que todas las miradas de la sala
se posaran en mí de nuevo- ¿Qué narices queréis de mí?
El demonio carraspeó.
Haciendo que todos nos giráramos hacia él.
-Necesitamos una pluma de
tus alas. Puedes sacar tus alas ya y dejarnos coger la pluma sin
oponer resistencia. De manera que luego te mataremos sin provocarte
ningún dolor. O, puedes resistirte a sacarlas, y hacer que te
torturemos hasta que las saques y luego matarte con más tortura.- el
demonio me miró, sus ojos marrones relucieron durante un instante-
Tú eliges mestiza.
Le devolví la mirada
indiferente. Como si aquella situación me importara lo más mínimo,
a pesar de que fuera mentira.
-No he sacado mis alas
aún. Y aunque supiera como hacerlo, tampoco lo haría.- contesté
cruzándome de brazos.
-Mmm... Con ese vestido
las alas no podrán salir.- dijo el demonio, ignorando por completo
mi comentario.- Jenn, tráele el vestido con los dos espacios para
alas en la espalda.- le ordenó a la chica.
Esta se levantó de mala
gana gruñiendo que no era la chacha de nadie.
No tardó demasiado en
venir. Dejó un largo vestido de tela roja en el borde de la cama.
-Emily te acompañará a
los vestuarios para que te lo pongas.- dijo Henry, quien no quitaba
los ojos de mí.
-No me lo pienso poner.-
murmuré.
-¿Qué has dicho?-
preguntó Henry, a pesar de que lo había oído perfectamente.
-He dicho, que no me lo
voy a poner.- dije, alzando la voz firmemente.
El demonio me miró
alzando una ceja con aparente diversión. Entonces se levantó de su
silla y se aproximó a mí, situando su rostro a escasos centímetros
del mío.
-Como no te lo pongas tú,
te lo pondré yo, y no creo que eso vaya ha hacerte mucha gracia.-
susurró.
Solté un gruñido y lo
aparté de mí, mientras me levantaba de la cama.
Ya decia yo que ir al bosque sola le traeria problemas a Lena!!!!! AY que emocionante has dejado el capi!!!! Quiero el siguiente!!!!!!
ResponderEliminarBesos con sabor a zanahoria<3
WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
ResponderEliminarMe encanta. Sigue. Dios, quiero matar a esos .-.
Besos