lunes, 7 de octubre de 2013

Capítulo 9, primera parte

CAPÍTULO 9, PRIMERA PARTE
Los guardias me sujetaban con fuerza de los brazos. Me estaba mordiendo el labio con tanta fuerza que pequeñas gotas de sangre empezaron a descender por él.
Entonces se detuvieron frente a una reja de oxidados barrotes y nos metieron dentro con brusquedad.
Ahogué un grito y me apoyé en la pared. Volví la cabeza hacia mi brazo, concretamente la zona en la que los guardias me habían agarrado, estaba roja y me escocía. Apreté los dientes y miré a James y Erick, quienes estaban de pie, ambos apoyados en opuestas esquinas de la celda.
-¿Qué narices te dijo tu amiguita para que reaccionaras de esa forma?- preguntó James
Erick alzó una ceja y lo miró.
-Dijo que si me aburría en la celda, ella me daría diversión.- formó una mueca en su rostro, provocando que James soltara una carcajada.
-Una forma muy directa de decir que quiere acostarse contigo.- comentó con sorna, mientras esbozaba una media sonrisa.- Por lo visto el angelito ha ligado.
Erick alzó la mirada y, sorprendentemente sonrió.
-¿Qué pasa demonio? ¿Estás celoso porque yo he ligado y tú no?- dijo Erick en tono burlón.
James soltó una carcajada.
-No me van los angelitos.- dijo, guiñándole un ojo.
Erick abrió la boca para replicar, pero lo interrumpí antes de que pudiera hacerlo.
-¿Se puede saber que os pasa?- protesté, alzando mi tono de voz ligeramente- ¿Estamos encerrados en una celda y vosotros discutís sobre quién de los dos a ligado más hoy? Dejaros de tonterías y empezar a pensar una forma de salir de aquí de una vez.-
Hundí la cabeza entre mis manos, cubriendo mi rostro. Me sentía agotada y encima, el hecho de que en cuanto terminaran de investigarme un tal Miguel me mataría no ayudaba a que mis nervios cesaran.
-No lo entiendes, ¿verdad?- dijo una voz, que parecía ser la de James.
Alcé la cabeza para mirarlo. Sus ojos amarillos estaban clavados en mí.
-Los Hartn controlan todas las entradas y salidas de su refugio. Si ellos no quieren que nos vayamos, no nos iremos, así de simple.- explicó James, mientras se cruzaba de brazos- No te calientes la cabeza con ideas para salir de aquí. No se puede-
Las palabras de James me sentaron como si me hubieran dado una patada en el estómago. Tenía la esperanza de que alguno de los dos ideara un plan para salir de aquí, pero no se puede. Estábamos atrapados.
-Os dije que era una mala idea hacer tratos con los Hartn. No me hiciestéis caso.- dijo Erick, mirándome con dureza.
Iba a replicar cuando la puerta de la celda de abrió de golpe y un robusto guardia apareció tras ella.
Me señaló con él dedo, indicándome que debía ir con él. Me levanté y salí de la celda mientras otro guardia me sujetaba por los brazos. Solté un gruñido, ya que me había agarrado justamente en la zona que me escocía.
James y Erick avanzaron para ir conmigo, pero el guardia que estaba junto a la puerta los detuvo. Pude oír sus gritos de protesta mientras el guardia me conducía por un oscuro corredor.
Me dejé llevar sin oponer resistencia, ya que, al fin y al cabo, ¿qué otra cosa podía hacer? El guardia me llevó hasta una habitación totalmente blanca. No había ventanas, ni nada que adornara la habitación. Tan solo en el centro había una pequeña mesa de madera y dos sillas, una enfrente de la otra. El guardia me empujó bruscamente hacia una de las sillas obligándome a que me sentara. Entonces me miró y me señaló con el dedo.
-No salgas de aquí.- me advirtió.
Tras unos segundos en silencio se dio cuenta de lo muy estúpidas que sonaban sus palabras.
-¡Pero que digo! Si no puedes.- se burló, mientras empezaba a reírse él solo de su propia broma.
Hice una mueca y me crucé de brazos, dándole la espalda al hombre. Seguidamente escuché el sonido de una puerta cerrándose y al darme la vuelta, esta había desaparecido por completo.
Me quedé sola en la habitación durante unos minutos que se me hicieron eternos, cruzada de piernas y con el ceño fruncido.
Entonces un hombre de mediana edad de mirada fría se sentó en la silla frente a la mía. Lo miré con curiosidad, no había oído la puerta abrirse ni el sonido de sus zapatos al chocar contra el suelo.
El hombre, el cual había estado mirando hacia el suelo cabizbajo, alzó la mirada y ahogué un grito de sorpresa al ver sus ojos. Eran blancos. Totalmente blancos.
Se quedó unos instantes observándome, yo le devolvía la mirada sin pestañear, no pensaba dejarme intimidar tan fácilmente por aquel hombre, debía demostrarle que era fuerte, y que aquella situación me era indiferente, aunque fuera mentira.
Finalmente el hombre carraspeó, lo que me indicó que iba a empezar ha hablar.
-Soy el científico Stan. Mattew Stan.- me tendió su mano.
Vacilé durante unos segundos, hasta que me decidí a estrechar la mano del hombre. El tacto de su piel era tan frío que me helaba la sangre. Aparté la mano con rapidez.
-¿Y bien?- pregunté, cruzándome de brazos- ¿Qué es lo que piensa hacerme? ¿Me conectará unos cables en la cabeza? No... Espere, ¡ya sé! ¿Me encerrará en una jaula y me hará rodar en una rueda gigante como si fuera una estúpida rata de laboratorio?- pregunté, poniendo un ligero tono sarcástico en mi voz.
El hombre tomó unas rápidas notas en su cuaderno y seguidamente me miró.
-Solo voy ha hacerle unas preguntas.- dijo el hombre con frialdad- Le agradecería que respondiera con sinceridad.
-¿Qué gano yo mintiéndole?- dije, intentando que mi voz sonara lo más indiferente posible- Voy a morir igual por lo que, ¿para qué molestarme en idear una mentira para usted?
El hombre carraspeó y cruzó sus manos encima de la mesa, alzo la mirada y clavó sus ojos blancos en mí.
-Bien. ¿Hace cuánto que sabes que tus padres son un ángel y una demonia?-
-Hace poco. Siéndote sincera, me entere ayer de la noticia, y no es que me haya hecho mucha gracia.- respondí, formando una mueca en mi rostro.
El hombre asintió y volvió a tomar su libreta, para escribir una nota rápida en ella.
-¿Tiene que apuntar todo lo que hago o digo?- le pregunté, aparentemente molesta.
El hombre frunció el ceño irritado, pero decidió hacer caso omiso de mis provocaciones.
-¿Ha desarrollado algún tipo de poder en este tiempo?-
Masajeé mis sienes, ¿debía responder esa pregunta? Tampoco tenía nada que perder, que estaba empezando a desarrollar mis poderes no era ningún secreto para nadie, por lo que me contaron James y Erick, los ángeles y demonios ya podían detectar mi presencia.
-Sí.- hice memoria durante unos instantes para recordar los momentos en los que había utilizado ese poder- Hice que una piedra levitara hasta la cara de mi mejor amigo, curé heridas provocadas por armas blancas a Erick, hice que el suelo se incendiara cuando un hombre intentó atacarme y provoqué que mi querida compañera de clase sufriera.- respondí, sin darle demasiada importancia.
El hombre se quedó en silencio durante unos instantes.
-Interesante.- murmuró, mientras volvía a tomar su libreta.
El roce de su lápiz contra el papel me ponía aún más nerviosa de lo que estaba. Mis manos sudaban y mis piernas temblaban sin parar. ¿Qué es lo que era tan interesante?
-¿Has empezado a desarrollar tus alas?-
-No.- respondí con firmeza.
-Oí que un incidente hizo que entraras más tarde de lo debido a la academia en la que estudias actualmente. ¿Cuál fue ese incidente?-
Me quedé unos minutos en silencio. Sabía perfectamente la respuesta a esa pregunta. Se me hizo un nudo en la garganta, imágenes del chico rubio de ojos verdes volvieron a mi mente, estas imágenes siempre acababan igual, con el cuerpo de Jack inerte y una flecha puntiaguda clavada en su corazón. Sentía como grandes gotas de sudor descendían por mi frente. Abrí la boca para responder, pero las palabras no salían de ella. Tenía unas terribles ganas de llorar, pero las aguantaba como podía, tenía muy clara una cosa, no iba a llorar delante de aquel hombre, eso me mostraría como alguien frágil, y eso era lo último que quería.
-Esto es un interrogatorio, debe responder todas las preguntas que le formule.- me recordó el hombre, mientras se cruzaba de brazos impaciente.
Me aclaré la garganta e intenté que mi voz sonara lo más firme posible.
-No voy a responder esa pregunta.- murmuré, mientras bajaba la mirada.
Pude ver un brillo de triunfo en los ojos grandes del hombre. Lo había conseguido, estaba dando justo donde más me dolía.
-¿Perdone?-
Solté un gruñido. Estaba arta. Arta de todo. Arta de que aquel hombre estúpido se metiera en mi vida privada. Arta de que medio mundo quisiera matarme. Arta de estar encerrada en ese asqueroso lugar.
Quería volver a la academia. Necesitaba volver a la academia. Por Naomi. Debía curarla.
Miré al hombre con una frialdad para nada propia en mí.
-He dicho, que no voy ha hablar de ese tema, usted no va a entrometerse más en mi vida, ¿entiende?- dije, las palabras habían salido solas de mi boca.
Podía ver el reflejo de mis ojos verdes con manchas marrones en las pupilas blancas del hombre. Extrañamente mis ojos desprendían una luz oscura.
El hombre me miraba con la boca entreabierta, sus ojos clavados en los míos.
-No hablaré más del tema, no me entrometeré más en su vida privada.- dijo el hombre.
Su voz sonaba extrañamente relajada.
Se me herizaron levemente los pelos de la nuca. ¿Se puede saber que le pasaba a ese hombre? ¿Por qué cambiaba de idea tan bruscamente?
-¿Qué...qué ha dicho?- pregunté, con la voz temblorosa.
Lo había oído perfectamente, pero necesitaba asegurarme de que no me equivocaba.
- He dicho, que no hablaré más del tema, ni me entrometeré en su vida privada, señorita.- repitió el hombre.

Bueeeeenas mis pequeños angelitos!
¿Qué tal?
Eeeeeen fin, ¿qué os ha parecido este capítulo? ¿Demasiado raro? Lo sé. Es exactamente lo que pretendía.
Mi idea en un principio era hacer este capítulo más largo, ¿pero sabéis? He decidido dejaros con la intriga y cortarlo aquí, ya sabéis, tengo una gran afición por joder a la gente ;)
Bueno, esta idiota se despide,
hacer el favor de comentar anda, que no os cuesta nada :P
¡Besos!

2 comentarios :

  1. Ay chica lo haces a proposito!!!!!! Quiero saber que les pasara a todos!!!! Conseguiran escapr???

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  2. ¿QUE QUE?
    entonces.... Dios, esta genial.
    Besos

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